26 de abril de 2012

Dulces batallas.

¿Dulces sueños? Los prefiero salados.

De roces "casuales" y manos entrometidas. Susurros inundados de embriaguez y tu olor. Más tarde, sudor.
El reloj a punto de medianoche. Las persianas abiertas, pero las cortinas cerradas. Amante de la silueta de nuestros cuerpos, de las miradas intuidas, de labios embebidos.
No hay mejor destino que una espalda. No hay mejor pincel que tu lengua.

Juego con fuego, pero el que te quemas eres tú.
Respiración entrecortada. Redoble de tambor.

Y las campanas comienzan a repicar...

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