27 de mayo de 2013

Trozos rotos, cicatrices y estiércol.

Algún día me miraré en el espejo y no veré el reflejo podrido que ahora me mira, ni sentiré el peso de los lastres que me arrastran por el asfalto. Algún día me miraré y seré liviana como una pluma y suave como una caricia... Algún día el amor no vendrá acompañado ni de inercia, ni de comodidad, ni de costumbre. Algún día algún cuerdo se volverá loco hasta que su mundo se apague irreversiblemente.

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Y, otra vez mi cuerpo pesa lo suficientemente poco como para dudar si aún estoy viva. Aunque duele, así que debo estarlo.

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Y, en mi desnudez, pienso en ti. Y en mí. En la pasión. En cómo era arder en caricias y explotar en besos. Te acuerdas? Me enseñaste, pero te has olvidado. Y la alumna se volvió adicta a algo casi imposible de conseguir.

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Tripas desgarradas flotando en una marmita llena de pus y de barro hediondo...
A la gente sólo le importa la gente. Tu dolor es como una mosca que estorba.
A tomar por culo el mundo...

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Siento a mis fantasmas en sus viejas butacas y les ofrezco un cigarrillo mientras ellos, en el minibar, se sirven lo de siempre.

16 de mayo de 2013

Entrañas de aire comprimido

Nado como un pato en la desgarradora desidia de los días sin pasión.
Mi estómago se ha hecho más pequeño y se me han clavado los cristales rotos que nunca consiguió digerir. Siguen ahí.

Y, aun en toda esta penumbra y con el peso de más de mi mochila, sigo viendo ese rayo de... creo que su nombre era esperanza.

Lo peor de no bajar es la altura.
Lo mejor de la altura es no bajar.

Supongo que son palabras que se disfrazan de nada.

Creo que el camino era por ahí... ¿o era por esa otra dirección?
Necesito mi brújula. Trataré de recordar dónde la dejé la última vez.

3 de mayo de 2013

Pupilas de luz.

Hay almas de las que nos enamoramos antes de verlas enteras.
Hace falta sólo un destello para que caigamos rendidos ante ellas.
Y, es desde ese momento desde el cual quedamos encadenados de por vida, y no conseguimos dejar de querer saber más y más cada vez, hasta llegar al núcleo más puro. El que, cuando lo conseguimos ver, nos llena cada poro hasta hacernos estallar en llamas saladas que brotan sin control y de las que no entendemos las razones.
Las almas más grandes suelen sentirse pequeñas e insignificantes, oscuras y poco valiosas.

Cuando no veas el camino en el momento más oscuro de la noche, mis ojos harán de guía y, si confías en mí, te darás cuenta de que tus ojos también están abiertos.
Y ya no me volverás a necesitar.
Pero probablemente, a partir de ese momento, yo ya no dejaré de necesitarte nunca.

Hay almas que se miran a los ojos y, simplemente, se ven.
Y hay almas que, al ver a otras, se empiezan a ver a sí mismas.

1 de mayo de 2013

Punto y aparte.

En la continua desidia de algunos días, encuentro las más descomunales ansias de cambio.
Los ecos no paran de resonar, los nudos se aprietan cada vez más fuerte y yo permanezco inmóvil a la espera de que alguien se de cuenta y decida salvarme.

El ambiente, más rancio y lleno de polvo, no me deja pensar; así que vuelvo a recorrer caminos que, en otros tiempos, me llevaron a un lugar mejor.

Por fin me he acordado de mí. Espero no volver a olvidarme.