10 de julio de 2019

Nudo y esperanza

Alma hajada, inocencia robada, que condenan a la búsqueda sin descanso de lo que los demás gozan por derecho.
Paso en falso, rumbo perdido, entre árboles y flores de cemento recalentado.

Y la puta misma sombra sentada en su lugar de siempre.

Como quien tiene que aprender a respirar porque nunca tuvo ocasión, así yo aprendo a mirar, a acariciar y a sentir algo diferente por lo mismo.

Y, aunque mis alas se despliegan libres como dos mantos llenos de todo, mis pies no encuentran el impulso necesario para atravesar el cielo acristalado que las confina. En la grieta está la salida.

Resucitar, destruir para volver a crear, a sentir, a volar. Renacer y no volver atrás.