5 de diciembre de 2014

Diástole cíclica.

Las manchas de la pared se escurren hacia abajo. Tintan la habitación de un color pétreo y llenan los circuitos de un ácido que disuelve mis retinas y se acumula en mi estómago. Apenas puedo abrir las cortinas, o siquiera toser.
Cuando se congelan los lagos y las rosas, sonreír es una batalla a vida o muerte con el espejo.
Todos mis motores están casi paralizados, otra vez.
Los jarrones se están alineando frente a mí para emprender un viaje fugaz contra todas las paredes que absorben el oxígeno que no consigue entrar en mis pulmones.
La evacuación ha comenzado junto con la cuenta atrás.
5…
Las medidas preventivas siguen protocolos guionizados.
4…
Nuestras vidas siguen protocolos guionizados.
3…
Los versos sueltos destruyen todo lo guionizado.
2…
Y condenan su existencia a la más desoladora frustración.
1…
Necesitando aletear de un sitio a otro, fingiendo que su hogar es el mundo.
BOOM.

Pero sin un hogar al que volver.

4 de diciembre de 2014

Borbotones de todo.

No soporto evitar pensar en ti. Pero, cuando lo hago, la vajilla que se destrozó contra mis tripas abre en canal mi corazón.
A veces parece que no tiene sangre que bombear. Que no queda mucho más por decir, aparte de los suspiros que intentan que todos los vacíos salgan de mí.

Podría haber acariciado tu cristalino, sanado tu sonrisa y haber impulsado tu alma hacia la cima, que es el lugar que le corresponde.
Me gusta imaginar que duermes tranquilo y despistado como siempre, que aún hay tiempo de aventuras y que tengo la oportunidad de seguirte de nube en nube. Que algún día sabrás cuánto. Y cómo. Y por qué.

El sol no arropa.
Ni las estrellas saben qué decir.
Sólo espero que un día volvamos a reír juntos los tres.

2 de diciembre de 2014

Cápsulas al sol de diciembre.

Y, a la de tres, tus pies no se despegan del suelo, sino que desaparecen. Y, con ellos, el resto. Y, al cerrar los ojos, ves. Entiendes. Encuentras. Y no quieres volver.
Todo pesa tanto que deja de existir. Lo único que oyes es esa melodía que pertenece a tu cerebro.
Se detiene todo menos tus latidos y recuerdas olvidar. Olvidas recordar. La nada es todo. Y la sencillez del momento te atrapa el alma. Le susurra que no deje de regresar a su hogar. Que despliegue las alas por encima de los robles, las nubes y las cuerdas.

Con el corazón lleno se sonríe mejor.

Ayer.

En la cuerda de equilibrios, vigilando un pie, y luego el otro.
Intentando disfrutar el paisaje mientras tanto.
A cada paso, mi espalda se llena de piedras y caricias, y mis mejillas de carmín y violeta.

La vida se compone de laberínticas decisiones. Al final no hay trofeo. Las flores que encontremos a lo largo del camino nos despedirán con su dulzura. Y esa es la auténtica recompensa.

Busco un limpiabotas que me ayude con todo este barro.

Esperando esa patada en el suelo, ese salto al vacío repleto.

La luz naranja es una mentirosa. Nunca te puedes fiar.

Y una bañera llena de libertad me espera para susurrarme al oído que ya falta poco...

24 de noviembre de 2014

Reciclaje de recipientes y tierra.

Aquí están.
Lo más sorprendente es que sigan ahí, exactamente donde las dejé.
Y, ahora, por fin lo entiendo.
Este globo es para los que no se olvidan de ser niños.
Si se rompe un piano, deja de sonar. Pero nadie puede quitarnos la voz. Es nuestra. Nosotros la moldeamos. Sólo hay un filtro. No tenemos por qué esperar a que nadie haga nada por nuestra voz. La tenemos para siempre porque nosotros, y sólo nosotros, decidimos qué hacer con ella.

Vuelo hacia montañas donde el eco llega a todas las miradas tristes, donde la estela perdura en las sonrisas tiernas, donde la lluvia es una invitada de honor y la naturaleza nuestra anfitriona.

Cuánto echaba de menos las golondrinas y su aleteo, las cascadas de agua cristalina, bucear por el océano y alcanzar los mismos tesoros que alcanzan otros buceadores curiosos.
Las predicciones se equivocaban. Los ecos se escuchaban porque estamos muy repartidos por un mundo demasiado grande. Por eso es tan fácil perderse y tan único encontrar.

Sólo falta esperar. Esperar a que todo deje de pudrirse por culpa de los estúpidos gusanos. No se van sólo por desearlo con todas tus fuerzas, hay que convencerles.

La vida es una cuestión de prioridades. Dependiendo de lo que quieras hacer con ella, será vida o mera existencia. Como quien corre por el pasillo para no ver los monstruos en la oscuridad. 
Nadie entiende que sólo necesitan que dulcifiquen su alma.
Todo es cuestión del cristal.

Plumas acariciando mis sombras. Cielo invadiendo los vacíos. Y una sonrisa en mis ojos cuando los pies saben a donde ir.

Llenar el mundo de flores no es ninguna tontería.


3 de junio de 2014

Exilio sin eco.

Mis pies, hundidos en la nieve, no cesan su intento.

Quien intenta deshacer las enredaderas de entre los surcos, acaba quedando atrapado y se ahoga en ellas.

"Batería baja", me indica la doble luz del faro.

Y ese olor…
Ese olor a nadie.
A nada.

No se puede morir dos veces.

Sigue latiendo. A pesar del óxido, sigue latiendo.

No hay nada más en la caja.
Llevo buscando demasiado tiempo.

Pero sigo buscando.
Tampoco hay mucho más que hacer aquí.

15 de mayo de 2014

Punto de partida.

La gente abusa de grandes palabras.
Deshumanizan el mundo hasta que incluso los soñadores nos olvidamos de valorar la vida.

Cualquier cosa puede cambiarte.
La palabra adecuada de la sonrisa adecuada en el momento adecuado.

La salvación de nuestra alma depende del azar y de pocas cosas más.

Al volar, despegamos los pies de todo lo que conocemos, del lugar donde nos sentimos seguros. Y, al soltar el ancla, es cuando vemos la grandiosidad del mundo, sus rincones, sus posibilidades. Y nuestra mente empieza a soñar y a imaginar miles de nuevas huellas que nos lleven a un mundo mejor.
Sólo cuando nos sentimos tan ligeros somos capaces de caminar sobre esas huellas y transformar nuestras ideas en una realidad.
Siempre que demos pasos en una dirección estaremos más cerca del ideal. Nadie llegó a ninguna parte quedándose siempre en el mismo sitio.

Por eso son tan importantes las alas de las personas; porque sólo desplegándolas y siendo libres podremos alcanzar el hasta entonces imposible mundo de los sueños.

2 de enero de 2014

Primavera de Enero.

Allí estaba ella con su vestido verde y blanco, como salida de un cuento, o de un sueño. Respirando el aire que mecen las montañas en un día soleado de primavera, corría como flotando, parándose sólo para recoger con cuidado las margaritas o amapolas que se cruzaban a su paso.
Exhausta, se tumbaba en un lugar al azar que ella parecía elegir particularmente, y así era. Sonreía, sin miedo a ser vista y a riesgo de parecer una loca, al cielo, al sol que calentaba sus mejillas, al universo que se ocultaba tras el azul; y el universo le devolvía la sonrisa.
Con sus manos dibujaba pequeñas historias que ensanchaban su corazón mientras sus pies descalzos acariciaban la tierna hierba en la que reposaba su cuerpo. Sentía su frescura y su movimiento al rendirse frente la delicada brisa que la inclinaba. Olía mil fragancias florales y la humedad del enorme lago cristalino junto al que estaba. Escuchaba las golondrinas de aquí para allá, el rumor del agua, el chapoteo de algún pez curioso que se asomaba a ver la vida desde la superficie, las hojas de los naranjos bailando al son de los latidos que desprendía aquel lugar. Y soñaba.

Es curioso como algunos momentos de apariencia simple pueden ser vistos como la gran obra de algún artista anónimo.

Los artistas anónimos son mis preferidos.

                                   Igual que los momentos simples.