15 de diciembre de 2012

Baños de oxígeno.

Me muevo y vivo a cámara lenta mientras el resto del mundo y mis pensamientos hacer un sprint interminable hacia ninguna parte.
Me importa todo lo que pasa. A veces creo que demasiado. Otras nunca me parece suficiente.
El mundo necesita más. Necesita tiritas, y besos de curasana, y libertad, y ganas, y una pizca de cordura, y otra pizca de locura. A veces no es huir, a veces es ansiar todo.

Nada es, y punto. La idea de que todo es estático va con personalidades conformistas, cobardes, apáticas o extremadamente inseguras. Ni siquiera yo tengo tanto miedo.

Y, mientras consentimos vivir de la copia de la copia de una utopía, algunas mentes vuelan lejos y no tocan ni ven el suelo. Todos soñamos, solo que unos miramos a los ojos a nuestros deseos, miedos y fantasías, y otros viven distraídos. No pasa nada. Ninguna opción es mejor que la otra. Lo diferente no es lo erróneo.

No es justo que haya gente tan sola. Sin nadie. Es junto a esa gente donde quiero colocar mi silla, mis sentidos y mis palabras.
Nadie está solo ni desaparece mientras haya alguien que se acuerde de él.
Yo me acuerdo, os lo prometo. Yo pienso en ellos. Y sé que algunos de vosotros también. Colocamos nuestra silla junto a individuos que nos necesiten y, al final, nosotros acabamos necesitándoles a ellos.

La felicidad más pura es la que surge de hacer feliz a los demás.

5 de diciembre de 2012

Trozos unidos con esparadrapo.

Los colores de un amanecer son más brillantes que en cualquier otro momento del día. Como si la vida intentara ser mejor poco a poco, volver a empezar fingiendo que aún nada se ha estropeado. Y lo consigue.
Lo mejor de dormir es despertar.
Lo mejor de vivir es intentar.
Lo peor de mí soy yo.

Los tacones de una chica suben un peldaño tambaleándose. Paso a paso, atraviesan el mármol y llegan a lo más alto hundiendo el miedo en cada escalón, volando como una pluma, como la más valiente, la más radiante.

Y se para el tiempo. Y todo es estático, menos yo. Y freno las balas con un soplido. Y los puñales no me atraviesan. Y te miro. Cómo te alejas devolviéndome la mirada. Y no te siento. Y te quiero. Y espero. Con miedo, pero espero.

En la cima de la montaña, una fresca brisa me acaricia las heridas. Sólo oigo ecos de la realidad que me llama a gritos desde ahí abajo.
Aún no quiero bajar.
Yo soy mi peor enemiga, pero también la única capaz de salvarme.

Creer en ello lo hace real.

11 de noviembre de 2012

En las treguas, guerra.

La inmundicia se amontona en cualquier resquicio que encuentra.
Cuando lo repulsivo se camufla de gala pero no consigue disimular la peste.
Tu alambre de espino ahoga mi corazón hasta amoratarlo. El ácido me quema las paredes del estómago. Las lágrimas lavan la rabia de mi gesto y escupen en el parquet.
Y, apretando con fiereza el bolígrafo, me aferro a mis cuadernos para olvidar el eco que retumba entre estas cuatro paredes de frío acero.
Del cielo cae lodo. De la tierra brotan tallos con espinas pero sin rosas. De mi boca sólo se escuchan aullidos silenciosos. Una muerte muda y lenta que no cesa. Se aplaca a ratos pero vuelve a reanudarse con más fuerza que antes.
El olor a gasolina incendia algo en mí y, al mismo tiempo, siento que algo se ha apagado.
No sé si prefiero mirar hacia atrás o hacia delante.
El paisaje se quema a mi alrededor.

Saltar por la ventana y volar, respirar aire de verdad. Ser libre al fin, y no esconder las alas nunca más.

Y, en realidad, suspirar y seguir viviendo...

28 de octubre de 2012

Rajando el aire con claveles.

Voces tan potentes y profundas que despiertan del letargo y obligan a coger un cuaderno. No sé cuántas le debo a la música. Algún día le devolveré el favor.

Te sientas a mirar el mundo en un sillón por encima de las nubes y olvidas el gran charco, las espinas, el hielo y las hienas. Detienes el tiempo, pero no los latidos.

Una nueva era ha comenzado. Nada es igual; todo es mejor.

Entonces, sin miedo, abrió las mugrientas puertas del alma hajada y abandonada por tantos. Quitó las telarañas, besó los muebles rotos y acarició los desconchones de la pared. Barrió el dolor y quitó el polvo a la sonrisa que encontró herida debajo de la cómoda.
Y así me salvó. Sin darse cuenta.
Me agarró en el aire y me ayudó a volar hacia el sol sin quemarme.
La mejor perspectiva es desde tus brazos. El mundo brilla, pero el que me deslumbra eres tú.
Ahora que iluminas los rincones oscuros, ya no me dan miedo.
Hay labios que son como manantiales de agua pura y fresca en pleno desierto. Y manos que traspasan la piel.
Aspiraré tus detalles, me alimentaré de ti. Y no volveré a desfallecer.

Y construiré un reino inmenso y majestuoso a golpe de voz y cuerdas, de las que desatan.
Admiro el mundo desde el escenario.

Escuchad mi historia porque no la volveré a repetir:

                                                     Todo empezó un día de Abril...

16 de octubre de 2012

Flotando hacia abajo y viceversa.

Soy la pluma y soy el trozo de mármol.
Soy la mirada felina que se ablanda cuando te tiene delante.
Soy mi ropa en el suelo y una sábana arrugada a nuestros pies.
Soy un volcán que parecía extinto, y no.
El primer destello de sol tras un largo invierno.
Te observo. Desde el torreón más alto, el medio derruido. Muchas guerras perdidas pero jamás cayó. Jamás caí.
En mi reino cabe más de uno.

A veces, me río sola. A pulmón. Como una niña, otra vez. Y achino los ojos sin que haya nadie para verlo. Y aspiro todo el aire que puedo de una sola vez como si fuera la última vez que fuera a hacerlo.

24 de agosto de 2012

10 de Agosto del 2012

Inesperadamente, bocanada de aire justo antes de perder el conocimiento. De pronto. Como un regalo de nadie. Donde llovían hachas, me protege un paraguas de cristal.

La silueta no para de acercarse. Yo sigo bailando. Me deslizo en un suelo resbaladizo, pero no me caigo. Aprendí a sortear los baches.
Me río, cierro los ojos. No me importa equivocarme. La vida es corta para que preocuparse tenga sentido.

Joder, mira qué sol. Es el amanecer más bonito que he visto en mi vida.

31 de Julio del 2012

PLAY.

Rompe la marea contra mi puerta. No me deja escuchar el eco vacío de la ausencia.
Eh, qué haces ahí? Lo peor de la vida, después de la desesperanza, es echarse atrás.

Un momento! PAUSE.

Entre todo este charco de sórdida mediocridad puede que aún haya espacio para una flor más. Qué color más peculiar... Estallan los globos hasta que al fin consigo ver. Necesito mis gafas.

Un solo de batería de partirse los codos. Entra el bajo sin llamar a la puerta. Parece que bailan. Una guitarra le da color. Hablan. Se me va la cabeza pero aguanto. Y un hilo me ata como si fuera una cadena. Una boca perfila todo. Son un ejército de rayos, lava, olas, huracán y tierra.. Como si se pulsaran sentimientos. Siente cómo acaricia, no hay nada más dulce, no existe nada más perfecto.
Es casi un pecado.

Me desarma.

24 de junio de 2012

Justo ahí.

Donde el sol se ausenta, en la profundidad de una escupidera, en el humo de tu cigarro, en el retrete de una cárcel, en el hueco que deja la caries de tu muela, en la pelusa que sigue el devenir de tus pasos, en el vaso lleno de cal y restos de ayer, en un lavabo atascado, en la uña del pulgar de un porreta, en la fuerza del enclenque y la honestidad del mentiroso, en las manos de un pescadero, en los pliegues sudorosos de tu piel, en la resina de los marcos de tus ventanas, en el agua de alcantarilla, en el aliento del mendigo, en el centro de un gusano recién comido, en el líquido que cae de una bolsa de basura, en los lugares donde nadie mira, donde jamás sopla el viento, donde estás solo y triste, donde no hay piedras que tirar ni motivos para reir. Fin.

11 de junio de 2012

Con la luz apagada.

Boom. Y el mundo se detiene. Silencio. Ni un suspiro.
El pianista deja de tocar y mira alrededor buscando el mando a distancia.
Llueve. Quema. Más bien, arde. Son lágrimas ácidas e implacables que corroen mi piel para tratar de destruirme.
Y empieza el caos. La damisela disfrazada de verdugo destroza el piano a hachazos. El pianista llora. No se mueve. Y todo sigue en silencio.
Se baja el telón.
Me congelo. Ya no siento nada. Pero hace sol. Como lobotomizada, miro caer la nieve en mi cristalino, en mis entrañas, en todo lo que una vez estuvo vivo y fue un hogar cálido para tantos.
Ahora, sólo frío.

Joder, y míralo. Ahí está. Siempre estuvo. Lo ves. Lo sientes. Te mira. Te guarece. Es paciente y te entiende. No renuncia. No se cansa. Es y está. Por ti. Hoy. Ahora. Cuando lloras y hasta que sonríes. Y ya está.
Te salva y se va.

En cada charco hay una flor.

Y, ahora, la princesa y su sonrisa sueñan.

31 de mayo de 2012

Aleación de aruqetipos nocturnos.

La nívea dama no escucha los aullidos que imploran. Se pierden en el inmenso vacío de la indiferencia.
Los cadáveres se apilan y empiezan a viciar el ambiente. Los jazmines encubren el hedor. A veces, resulta imposible, pero nadie se niega ante semejante perfume.

Los mayores sufrimientos son las más importantes lecciones. De por vida.
Inclinar la cabeza nunca enseñó nada. Si hay que disculparse, que sea mirando a los ojos. Si hay que remendar algo, siempre erguidos. "Mi cabeza sangra, pero no se inclina", así es. Nada lo merece.

La honradez no está de moda. Nunca lo estuvo ni lo estará. Todas las manos están tiñosas de mugre acumulada por tantos actos innobles.
Los cuentos de caballeros y damiselas no eran más que fábulas para dormir a los niños. Sin embargo, poca gente ruin se da cuenta de su propia mediocridad. Y, los que se han dado cuenta, jamás lo admitirán.
Pero nos acostumbramos. Lo asumimos y aceptamos.
Y ya.
Eso es todo.
Cambio de renglón.

¿Cómo de evidentes tienen que ser las pruebas para que nos demos cuenta de que, aún así, merece la pena vivir? ¿Quién quiere más?
La otra vida os la regalo a vosotros, si es que sois tan ciegos de no ver lo grande que podéis hacer ésta. Si os parece poco es porque no probáis a sacar más.
Me alimento de pequeñas cosas. Soy la garrapata que se bebe lo más preciado de la vida y lo guarda para sobrevivir en tiempos de sequía. Es la forma que elijo. Hace tiempo que dejé de lamentarme.
El mundo es como es. Y, puede ser como tú escojas.
Nada está perdido. De hecho, en el punto en el que estamos, sólo podemos ganar.

Respirad hondo. Tenéis más suerte de poder hacerlo de la que creéis.

Vivid como queráis. Olvidad los roles.

Vosotros tenéis el mando.

27 de mayo de 2012

Luna de vapor de agua.

Ya caen en olvido épocas pasadas, alegres e inocentes en las que cualquier detalle era un mundo; en las que se reía escandalosamente y sin motivos.
El tiempo carga de acero oxidado nuestro cuerpo.
No es quien dice ser. No es quien era. Cada persona toma un camino. Aún estamos a tiempo. No es tarde; nunca lo es.
Nadie está al timón. Te falta combustible. A mí me sobra. No sólo tengo armadura, también tengo espada. Y lágrimas de un color pétreo que emborronan mi expresión.
Y, mientras, todo continúa como si fuera igual. Pero no.

Despertar del letargo. Renacer como un héroe. Como quien no se detiene por un tropiezo. Nos olvidamos del mundo para sobrevivir. Sólo veríamos miseria. Yo veo otra cosa. Evolución. Potenciales. Vida.

Mientras escribo, suena esa melodía familiar que me salvó de lanzarme por aquel balcón.
Los fantasmas siempre vienen de noche. Cuando quedamos los de siempre. Cuando no puedes esconderte ni disimular. Siempre somos más sinceros a oscuras. No se necesitan máscaras.

Aferrada a detalles irrepetibles que te hacen sentir viva. Que mantienen ese pequeño halo de esperanza. Calor. Lluvia. Sudor.

No dejes que te desarmen porque, como lo consigan, estás perdido.

16 de mayo de 2012

Un día inexistente de resina amarillenta.

El campanario está en llamas, el mundo en guerra.
El azufre no me deja pensar y los vapores me embotan el cerebro.
Mi alma se descompone por tu egoísmo corrosivo. Como si fuera ácido, disolvente.
Te miro a los ojos y enciendo la cerilla.
No me vengas con tu toxicidad.

3 de mayo de 2012

Ciclones de humo.

Andares estilosamente hinchados. La barbilla hacia el cielo, los hombros al pasado, el pecho hacia el futuro. Grácilmente, como una pantera acechando su presa, hambrienta pero paciente.

Ella llora sola, igual que sola deja de llorar. Nadie es testigo, nadie mira. Ni hace falta.
Resuena el solo de guitarra cada vez más fuerte, hasta que casi no se escuchan pensamientos. Sólo se escucha la esencia de los que entonan libertad, afinan los churretones de grasa reciclada, remasterizan cada recuerdo que habita en sus perturbadas mentes.

Millones de insectos repulsivos envenenando el aire con vacíos infectos, corrompiendo un mundo que ninguno merecemos y que pocos valoramos. Invadiendo cada vida ajena con esa fétida desidia, que trunca los "estúpidos" planes de los que nos atrevemos a soñar. El mundo no es así "y ya". El mundo cambia y nosotros cambiamos con el mundo. Nuestras manos son las que manejan las palancas. Incluso el botón de autodestrucción. Para, no lo toques, todavía no he terminado.
No hay cuerdas que nos aten, no hay cadenas, no hay pies de plomo que valgan, ni cargas suficientemente pesadas en la espalda que impidan que moldeemos lo que nos rodea. Hasta donde llegue nuestro dedo corazón. O el corazón de nuestro dedo. Ya no sé.

Esta canción nunca termina. Ni por lluvia ni por huracanes.
No quiero volver a la nevera, aquí estoy pecaminosamente bien.

Cambia tu mundo.
Sigue adelante sin mirar dónde caerá el siguiente paso.

26 de abril de 2012

Dulces batallas.

¿Dulces sueños? Los prefiero salados.

De roces "casuales" y manos entrometidas. Susurros inundados de embriaguez y tu olor. Más tarde, sudor.
El reloj a punto de medianoche. Las persianas abiertas, pero las cortinas cerradas. Amante de la silueta de nuestros cuerpos, de las miradas intuidas, de labios embebidos.
No hay mejor destino que una espalda. No hay mejor pincel que tu lengua.

Juego con fuego, pero el que te quemas eres tú.
Respiración entrecortada. Redoble de tambor.

Y las campanas comienzan a repicar...

25 de abril de 2012

Obstáculos y mugre.

Algunas palabras caen como yunques por un acantilado. Como cadáveres putrefactos arrojados al brillante río de las ilusiones.
Como tener alas y no salir de casa. Comprarte un Cadillac sólo para ver como se amontona el polvo sobre su reluciente parabrisas.
Yo no elijo esa vida.
Estallo en ganas por conocer, por saber, por ver, oler, oir, tocar, sentir.
No me voy a quedar atrás. La música me espera. Y no voy a defraudarme. Yo soy todo lo que tengo.

Y, mientras, continúa el olor a humedad de las goteras de siempre. El hedor del sudor de los cerdos del rellano. La pútrida silueta en el espejo. Enciendo un cigarro en medio de este caos, me conformo con la primera calada y te lo paso.
Recobro la compostura y sigo caminando.

Sin bastón.

Todo aclarado. Fin del juego.

Al final, cuando intentas tomarte la vida como un juego, te das cuenta de que llevas las de perder.
¿Dónde quedan las palabras? Pulverizadas por el fuego de la indiferencia.
Y, ¿ahora qué? ¿Ya está? Fue bueno y breve. ¿Por qué no me parece doblemente bueno?
Ya sólo se oye una risa ahogada, muda, vacía. Y silencio. Nada más. Respiración entrecortada y clavos oxidados que se retuercen de nuevo, como siempre.
La espera consume. La impaciencia carcome. La incertidumbre mata.
Y, ésta es la historia de una princesa de pies hajados y alma desgastada que ya no espera, ni pierde la paciencia, ni le importa no tener las respuestas. Sólo va donde el viento la lleva.

Y, de eso se trata, de dejar de necesitar.
De prescindir de las cadenas, de los pegotes de mugre, de la corona, de los zapatos y la ropa, de los prejuicios, de las personas.
Valer por ti mismo. Saber quién eres y alcanzar a quien quieres ser.
ESO ES.
Dejar atrás el cigarro que te hacía sentir más importante, más tranquilo.
Fumarte la vida e inhalar cada día como si fuera el último. Drogarte con las risas, con los ojos achinados, con las manos que tocan y con los labios que susurran. Ser adicto al aire, a la intensidad de los momentos y a sacarle todo el jugo posible a esta vida que creemos estúpida, un juego, una broma pesada.
Mirar al cielo, respirar, sonreir y echar a llorar. Es para ti; sí, también es para ti. Y tú eres para él.
Gradúa tu vista, aprende a mirar, tiembla al saber y al desconocer.
Sé tú, permanece despierto incluso dormido.

Sueña, vive,...

Marzo (20 años)

Soy una persona afortunada.
Debería darme cuenta de que cada día de mi insignificante vida pasa algo por lo que estar grandiosamente agradecida.
Nada ocurre en vano, pero nos empeñamos en cerrar los ojos cuando sale el arcoiris. Nos hemos acostumbrado demasiado al sonido de la lluvia.
Hay que ser valiente para abrir los ojos.
MIRA CON ATENCIÓN.
No dejes que tu vida pase sin que tú hagas nada.

Hay que perdonar a nuestro "yo" del pasado. Él no tiene la culpa y, gracias a él, ahora eres como eres. Cada decisión que tomas te lleva al lugar en el que estás ahora.
Nunca te avergüences de quién eres. Si no te gusta, cambia.
Has conseguido mucho y cada día consigues un poco más.

24 de abril de 2012

Agosto (20 años)

Ya no están las golondrinas.
Han volado como mis ganas de seguir adelante en esta vida, que no es vida.
Sigo dando vueltas en círculos sin saber dónde ir, ni qué árbol guarece mejor, ni dónde empezar a respirar.
Tengo los pies hajados de largas caminatas en una soledad sin rumbo.
¿Cuándo sabe uno cuándo parar? Ni aunque tuviéramos delante la respuesta lo sabríamos.

Julio (20 años)

La magia de un beso supera hasta al mejor polvo, la mejor mamada y la más increíble comida de coño.
A veces, sólo necesitamos que nos besen. Notar unos cálidos labios apretando los propios mientras te agarran con fuerza, sin importar quién lo haga.
Eso es un problema.

23 de abril de 2012

Mayo (19 años)

En una sala de espera, contando los minutos para que alguien me regale algunos de los suyos. Pensando lo que dan de sí veinte días. Hay veces que tu vida es igual durante meses y otras que, en pocos días, te sucede hasta lo más inesperado.
Lo rechazado, lo prohibido, anhelado y conseguido, lo añorado y recordado,... lo olvidado.
Del amor al odio, de la amistad al amor, del amor a la locura, de la locura...
Entre todo este caos mental y emocional, de repente, surgen de la nada las palabras necesarias, las que te marcan para siempre, las que Él me dice. Bueno, me decía.

Hoy, todo me parece especial. Cada sonido que escucho y cada cosa que veo.
Todo tiene un porqué, una razón. Todo es bello según como se mire. Todo es una foto. Absolutamente digno de plasmar en la eternidad. Necesito capturar cada increíble momento, pero cómo, si todos lo son.

El destino pone en tu camino personas individualmente especiales o, quizás, sean ellas mismas las que se colocan ahí. Conexión de energías, química,... da igual cómo llamarlo.

Hoy es el típico día que no tiene nada de típico.

Enero (17 años)

Buscando tu mirada desesperadamente, esperando notar esa complicidad que nos une más allá de los quebraderos de cabeza, más allá de estúpidas peleas...
Esos besos cálidos que me hacen notar ese hormigueo inapaciguable; que me hacen notar lo mucho que significas en mi vida y lo poco que me importa lo demás...