Mis labios llaman a los tuyos.
Esa increíble sensación de que nada puede ir mal porque tú
estás conmigo. De mi mano. Sosteniéndome.
Y me doy cuenta de que a mi vida le faltaba el brillo que tú
le das.
Corre una agradable brisa veraniega que no impide que el sol
caliente mis huesos, esa que parece estar cargada de algo que no se sabe bien
qué es, pero es bueno. Y mis pies se hunden en la arena húmeda más próxima a la
orilla dejando mis huellas en el mundo hasta que el capricho del mar decida
borrarlas, aunque en realidad nunca se borrarán del todo. Y te aprieto la mano,
y me pasas el brazo por los hombros, y te agarro de la cintura, y sin despertar
de mi sueño te miro, y me besas… Nada puede ser más perfecto que nosotros.
Esto no es un sueño, esta es nuestra vida. Y me siento la
chica más feliz y afortunada del mundo cuando lo pienso, cuando caigo en la
cuenta de que eres lo más real que tengo en la vida. Qué suerte tenemos…
Nunca sabes lo mucho que puede cambiar tu vida en poquísimo
tiempo. Y ahora sí que tenemos toda la vida por delante.
Tú y Yo. Esa es nuestra historia.