3 de junio de 2014

Exilio sin eco.

Mis pies, hundidos en la nieve, no cesan su intento.

Quien intenta deshacer las enredaderas de entre los surcos, acaba quedando atrapado y se ahoga en ellas.

"Batería baja", me indica la doble luz del faro.

Y ese olor…
Ese olor a nadie.
A nada.

No se puede morir dos veces.

Sigue latiendo. A pesar del óxido, sigue latiendo.

No hay nada más en la caja.
Llevo buscando demasiado tiempo.

Pero sigo buscando.
Tampoco hay mucho más que hacer aquí.