25 de agosto de 2013

Semivida.

El sol se ha fundido y la débil luz de una vela abandona los recónditos rincones donde los sueños duermen. Sólo encendiendo las ilusiones y esperanzas conseguimos despertarlos.
Excepto si la hostil realidad decide jugar su papel. Entonces los sueños mueren.

Mientras dura la mentira, el sueño se cumple. Después, estalla en mil y un pedazos.

Camino despacio por mis zapatos de hormigón. Se me escapa el rastro que me lleva a la cima en medio de esta noche sin luna.
Con un grito mudo intento que alguien me salve, pero no existen héroes ni con capa ni sin ella.

Si sueñas demasiado, te precipitas contra las rocas.

Y, si no se puede soñar,... ¿para qué todo esto?, ¿para qué todo lo demás?

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