2 de agosto de 2013

Huellas.

Sol y olivas. Estrellas titilantes y la fresca brisa llena de todo. Estas calles transitadas por mil presencias que sólo se ven al cerrar los ojos, y ese ángel que invade cada célula, cada hueso, músculo y piel. Que invade todo sin dejar rincones que puedan sentirse olvidados.
Ese manto que arropa y, a la vez, hace sentir libre. El mar de luciérnagas rocosas donde la imaginacion bucea. Donde todo puede ser, pero parece tan como siempre.
Me despego de mi cuerpo y voy a cualquier parte donde sienta que deba ir.

Mi inconsciente sabe más que yo y me lo va explicando al oído.

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