2 de diciembre de 2014

Cápsulas al sol de diciembre.

Y, a la de tres, tus pies no se despegan del suelo, sino que desaparecen. Y, con ellos, el resto. Y, al cerrar los ojos, ves. Entiendes. Encuentras. Y no quieres volver.
Todo pesa tanto que deja de existir. Lo único que oyes es esa melodía que pertenece a tu cerebro.
Se detiene todo menos tus latidos y recuerdas olvidar. Olvidas recordar. La nada es todo. Y la sencillez del momento te atrapa el alma. Le susurra que no deje de regresar a su hogar. Que despliegue las alas por encima de los robles, las nubes y las cuerdas.

Con el corazón lleno se sonríe mejor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario