11 de junio de 2017

Dinamismo estático alterado.

La relación más importante a lo largo de nuestras vidas es la que establecemos con nosotros mismos. Somos la persona que estará en las malas y en las muy malas, con quien tenemos que intentar ser coherentes y comprensivos. Por eso, también nos debemos amabilidad. El más tierno y dulce de los tratos. Hablarnos bien, comprendernos, perdonarnos y aceptarnos por encima de todo.

Somos seres erráticos. Nos metemos en el fango hasta el cuello, pero es nuestra naturaleza. Es lo que debe ser. Así aprendemos y vivimos. Improvisando, aunque a veces salga mal.
No existe la persona ideal. Igual que nadie tiene una vida perfecta. Las desavenencias son parte del todo, del mismo modo que tenemos el privilegio de vivir auténticas maravillas. Por eso es tan importante tenerlo en cuenta y tratar de gestionar los imprevistos de la mejor manera. Subidas y bajadas. Nada dura para siempre porque nada es estático. Todo fluye en constante cambio, fluctuando a veces de un extremo a otro.

El cambio es una oportunidad.

Si no lo aprovechas, si ni siquiera lo aceptas, acabará por asfixiarte. Aceptar lo que no se puede cambiar, ser valientes de cambiar lo que alcancen tus dedos, mejorar, diseccionar nuestro ser y cuestionarnos a cada rato. Saber quiénes somos pero, sobretodo, quiénes queremos ser.
Gentileza y coraje.
Reflexión y autoestima.
Aprovechamiento de todos los potenciales descubiertos y por descubrir.

Acéptate, pero no aceptes ser un humano estático. Ambiciona más de ti, conócete con la pasión con la que se descubre la trama de un buen libro. Saborea cada momento, acompañado de ti y de los demás.

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