22 de noviembre de 2015

Escalones altos.

Vivimos distraídos de lo realmente importante. Nos obsesionamos con bolsas de plástico que bailan y no conseguimos ver la flor que nace donde todo muere.

Un jardinero ha estado por aquí dando forma a mis ramas. Ahora están más bonitas, más coherentes, menos tristes.

La vida no es más que comprender que todo es relativo. Que en las sombras hay un poco de luz y que en la luz también hay alguna sombra. Y no pasa nada.
Todos erramos, todos acertamos, todos dudamos, todos soñamos, todos esperamos. Y no pasa nada.
Porque el laberinto nos lleva a rodearnos de rosas y también de sus espinas.

Me marcho a algún lugar donde el aire no esté tan cargado de nada. Donde haya algo que escribir en silencio y algo que ver al cerrar los ojos.

Siempre hay tiempo y siempre hay esperanza.

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