27 de mayo de 2012

Luna de vapor de agua.

Ya caen en olvido épocas pasadas, alegres e inocentes en las que cualquier detalle era un mundo; en las que se reía escandalosamente y sin motivos.
El tiempo carga de acero oxidado nuestro cuerpo.
No es quien dice ser. No es quien era. Cada persona toma un camino. Aún estamos a tiempo. No es tarde; nunca lo es.
Nadie está al timón. Te falta combustible. A mí me sobra. No sólo tengo armadura, también tengo espada. Y lágrimas de un color pétreo que emborronan mi expresión.
Y, mientras, todo continúa como si fuera igual. Pero no.

Despertar del letargo. Renacer como un héroe. Como quien no se detiene por un tropiezo. Nos olvidamos del mundo para sobrevivir. Sólo veríamos miseria. Yo veo otra cosa. Evolución. Potenciales. Vida.

Mientras escribo, suena esa melodía familiar que me salvó de lanzarme por aquel balcón.
Los fantasmas siempre vienen de noche. Cuando quedamos los de siempre. Cuando no puedes esconderte ni disimular. Siempre somos más sinceros a oscuras. No se necesitan máscaras.

Aferrada a detalles irrepetibles que te hacen sentir viva. Que mantienen ese pequeño halo de esperanza. Calor. Lluvia. Sudor.

No dejes que te desarmen porque, como lo consigan, estás perdido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario