Los colores de un amanecer son más brillantes que en cualquier otro momento del día. Como si la vida intentara ser mejor poco a poco, volver a empezar fingiendo que aún nada se ha estropeado. Y lo consigue.
Lo mejor de dormir es despertar.
Lo mejor de vivir es intentar.
Lo peor de mí soy yo.
Los tacones de una chica suben un peldaño tambaleándose. Paso a paso, atraviesan el mármol y llegan a lo más alto hundiendo el miedo en cada escalón, volando como una pluma, como la más valiente, la más radiante.
Y se para el tiempo. Y todo es estático, menos yo. Y freno las balas con un soplido. Y los puñales no me atraviesan. Y te miro. Cómo te alejas devolviéndome la mirada. Y no te siento. Y te quiero. Y espero. Con miedo, pero espero.
En la cima de la montaña, una fresca brisa me acaricia las heridas. Sólo oigo ecos de la realidad que me llama a gritos desde ahí abajo.
Aún no quiero bajar.
Yo soy mi peor enemiga, pero también la única capaz de salvarme.
Creer en ello lo hace real.
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